Hoy vamos a conocer un poco más de un animal fascinante, el “tatarabuelo“ de los tiburones, el Carcharodon Megalodón, el tiburón gigante. También se le ha llamado “Diente Grande”, solo hay que echar una ojeada a una reproducción de cómo eran los protagonistas de este articulo para saber por que. ¿Preparado? pues toma aire, ¡vamos allá!.
Contempla al mayor y más impactante depredador conocido que haya surcado los mares a lo largo de todos los tiempos: el temible Megalodón.
Cuando vivió el Megalodón:
Empezaremos por retroceder a la Era Cenozoica, más en concreto se piensa que nuestro megatiburón estuvo aproximadamente desde el Oligoceno al Plioceno. En un intervalo que abarca aproximadamente desde hace 23 millones de años a 2,6 millones de años (todo es estimación).
No debemos obviar otras teorías que sugieren que su extinción fue más tardía, entraríamos en el Pleistoceno.
Incluso hay quien mantiene, sin apoyo científico, que podría estar todavía entre nosotros, que habría conseguido sobrevivir en las profundidades de los océanos.
Se han realizado multitud de documentales sobre el Megalodon y su supuesta supervivencia en la actualidad, pero quizás el mas conocido fué el realizado por el canal Discovery:
Encontrar un Megalodón vivo ha sido el objetivo de expediciones cientificas, pero hasta ahora los resultados han sido esteriles. Sin embargo no dejan de sorprender los descubrimientos de tiburones de tamaño espectacular que han sido avistados o pescados en alta mar.
En Enero de 2019 en las costas de Hawai se encontraron los restos de un cachalote que estaban siendo devorados por pequeños tiburones. La sorpresa al poco de estar alli fué la llegada de un increible tiburón blanco gigante. Medía unos 6 metros, y tal era su docilidad que los biólogos pudieron incluso realizarse fotos y nadar junto al sin sufrir ningún percance. Este animal se le llamó Deep Blue.
Estudiando al Megalodón:
Hasta el S.XVII los dientes hallados del Megalodón eran atribuidos a dragones y serpientes antediluvianos. Esto conllevaba la correspondiente carga mitológica propia de la antigüedad.
Para el hombre anterior al Renacimiento, eran glossopetrae (lenguas petrificadas en latín) hasta que el naturalista de origen danés Nicolás Steno inició la senda que nos lleva a estos tiburones prehistóricos. En 1667 Steno derrumbo las ideas anteriores. Dibujó unas ilustraciones en sus estudios tras la comparación entre una cabeza de tiburón “moderno” y un diente fosilizado. ¡Encajaba la idea!
En el siglo XIX, el especialista en fósiles marinos, el suizo Louis Agassiz, lo bautizo como Carchardon megalodón, extraído de su brillante trabajo sobre peces fósiles (Rechers sur les poissons fossiles). Finalmente John Maisey en el S.XX, otorgó todo su reconocimiento a la lamina de Steno como la 1º recreación fidedigna del megalodón.
Clasificación:
El Carcharodón Megalodón es su nombre académico, se asignó la especie Megalodón al genéro Carcharodón (estirpe Lamnidae) . Esta familia estaba más cercana al tiburón blanco de hoy en día. Aunque desde hace más de un siglo la denominación taxonómica está envuelta en una controversia sin dilucidar todavía. Otra corriente, más aceptada actualmente, prefiere encuadrarle en otra familia (Otodontidae) como megalodón Carcharocles. Son parientes más lejanos del tiburón, separados al principio del Cretácico. Lo que está claro, como siempre en estos casos; son nombres que “se te lengua la traba”
A partir de los fósiles…
Al hablar de dinosaurios y demás especies de épocas tan remotas no hay documentos gráficos para verles. La principal fuente de información, lo que nos sugirió la existencia de estos seres fueron los fósiles. A partir de estos restos la reconstrucción del puzle comienza. La Paleontología siempre ha partido de la precariedad en las pruebas. Muy simples, de ahí el gran merito de los investigadores para desarrollar cada hallazgo. En este caso los enormes dientes fosilizados son los que “levantaron la liebre”
Hubó una primera reconstrucción significativa de la mandíbula del tiburón prehistórico que fue fabricada en 1909 por el profesor Bashford Dean. Ahora bien, “La Joya de la Corona” está en las islas Salomon (USA) expuesta en el Museo Marino Calvert. Es actualmente la Referencia, la más aceptada. Fue confeccionada en 1996 por un equipo internacional de grandes especialistas, comandado por el norteamericano Michael Gottfried. Su principal logro fue conseguir armar minuciosamente un esqueleto de 11,50m. de longitud de un joven Carchadon megalodón. Gracias a este enfoque, se avanzó en los patrones genéticos de crecimiento. Dictaminándose que el Carcharodón Megalodón y el Carcharocles Megalodon son “primos cercanos”
El Megalodón en el cine y nuestra cultura:
Bueno, aquí nos vamos a “hinchar” a asociar a este bestial marrajo con las referencias populares. Lo primero que ilumina la mente al oír la palabra tiburón es probablemente la película de Steven Spielberg (JAWS en 1975). La memoria nos reporta a un tiburón gigante, es más, al tiburón asesino que devora todo lo que se pone por delante.
Daba miedo meter el pie en la bañera después de ver la “peli”. Pero el cine ha traído tras la estela de este mítico film unos pocos más: “Deep blue sea”(1999) cuya mayor curiosidad es ver cómo se zampa el bicho a Samuel L. Jackson en un “plis plas”. Las angustiosas “Open Water” (2003) y “The reef” (2010) traducido “el Arrecife”, ambas con menos medios, pero en una línea agonica más real.
El desvarío sin pies ni cabeza de la saga “Sharknado”. Todas estas cintas versan sobre tiburones actuales, cierto que incluyen alguna que otra fantasía.
Ahora vamos con las dos apariciones más significativas en el celuloide del Megalodón como tal. Spielberg de nuevo en la producción y el director español J.A. Bayona al mando, hacen un guiño al tiburón más grande. En “Jurassic World 2, Fallen Kingdom” (2017), surge una mole dentada de repente, que impresiona al más “pintado”. Para lo último dejo a Jason Statham en “The Meg” (2018) desafiando un túnel de dientes en movimiento del rey de los tiburones.
En otro orden, cuando decimos de alguien que es un tiburón, lo asociamos a un hombre de negocios implacable, despiadado.
Los más veteranos recordaran un coche de los años 70. Era el Citroën DS 23, apodado como el “tiburón de la carretera” por su imponente figura de largo morro inspirada en el aerodinamismo del escualo. Y así podríamos seguir… En definitiva en cualquier ámbito, este ser simboliza sobre todo al depredador por excelencia, la fuerza, la supremacía.
Por tanto, el megalodón que ostenta el record de los tiburones, es la estampa del poder personalizado; Si fuera un héroe de comic le llamaríamos “El Superescualo”.
Que comía el Megalodón:
Los expertos basándose en los anillos de sus vertebras pueden hacer una estimación de la edad de los tiburones. Lógicamente dependiendo del tipo de selacio, tiene sus variaciones. Partiendo de ese axioma, un megalodón viviría una media de 70 a 100 años, vamos, más o menos como nosotros pero en remojo.
Su menú es fácil de deducir; Todo lo que se ponía por delante.
Estamos ante el sumo depredador, no había prácticamente animal que se le pusiera a tiro con oportunidad de escapar. Desde grandes ballenas a tortugas, todo lo que se movía era para ellos presa.
Su voracidad y la necesidad continua de llenar ese estomago casi infinito les convertía en maquinas de matar. Tampoco hacían ascos a ningún tipo de carroña, en forma de animales muertos.
Se cree fundamentada la teoría, de que en ocasiones su agresividad les convertía en piscívoros (caníbales). En resumen: El pez gigante se comía al pez enorme, al grande, al mediano…
Donde vivía el Megalodón:
Gracias una vez más a los fósiles hallados, podemos situar sus zonas de cría. Estas áreas eran escogidas entre las aguas costeras cálidas (Centro América, Florida, I. Canarias…). La razón; Alcanzar un crecimiento suficiente para poder valerse frente a los depredadores, además de una mayor facilidad para obtener alimento. Los “pezqueñines solo” median entre 2 y 3 m. al nacer.
Cuando ya lograban su plenitud, recorrían grandes distancias al día, abarcando vastas extensiones donde encontrar sus presas. Sorprendentemente se han encontrado algunos dientes fosilizados en latitudes casi australes. Está evidencia nos sugiere que ocasionalmente cazaba ballenas de Groelandia, rorcuales, cachalotes y otros animales moradores de aguas más frías. Preferentemente el hábitat donde hubiera sido más fácil toparnos con uno, seria en aguas subtropicales y más templadas.
Anatomía y caracteristicas:
Ya hemos visto unas cuantas características del Megalodón, pero ¿cómo era de verdad?. De nuevo nos enfrentamos con la dificultad de “enseñar una foto” que no podemos comparar, pero si crear. Dicho de manera coloquial el Megalodón era mucho más que un tiburón blanco gigante “a lo bestia”, pero, sin duda este, sería su mejor referente a la hora de comparar.
Mediante el análisis de los fragmentos de sus huesos, calculando su esqueleto axial, se valora que estaría sobre los 18 y los 22 metros de largo y un peso medio de 50/60 toneladas.
Para hacernos una idea, tenía casi tres veces el peso del tiburón ballena y era cuatro veces más largo.
Después del descubrimiento en Bélgica de unas vertebras en relativo buen estado, solo el gran tiburón blanco muestra cierta asimetría anatómica. Sus aletas más grandes en tamaño y en proporción que las del gran tiburón. Junto con su imponente cola que lo propulsaba. La impresionante acuadaptabilidad que exhibía… Le convirtieron en el mayor torpedo vivo que haya existido. Bueno, más que un torpedo casi un submarino a reacción.
No podemos obviar su “boquita de piñóñ” de dos metros de diámetro. Cuando la abría para atacar, surgían alrededor de 276 dientes distribuidos en cinco filas. Cada gran diente, era compacto, aserrado, triangular y medía entre 14 y 18 cm. Con una presión en la mordida muy superior al poderoso Tiranosaurio Rex ¡Hasta 6 veces más! . ¿Qué huesos podrían resistir esa dentellada? ¿Podemos imaginar un masa musculosa de ese tamaño, deslizándose como una bala, con la boca abierta para triturar lo que encontrará?. Es impactante solamente el pensarlo, de ahí que el Megalodonte este en el top de la cadena alimenticia, el nº1 del ranking de todos los tiempos. Con esa anatomía no tenía competidor posible.
Extinción:
El dicho de “torres más altas han caído” nos viene perfecto para intentar comprender como un ser tan magníficamente “diseñado” puede desaparecer. Como suele ser la norma en Prehistoria no tenemos una certeza concluyente del porqué. Las teorías de más consenso son las que apuntan a una paulatina merma en las presas del megalodón. Se apunta que el cierre del Itsmo de Panamá (paso marítimo de Centroamérica) modificó la vida de muchas especies. Varías de ellas, eran las potenciales víctimas del gran tiburón. También a consecuencia de los cambios geológicos acontecidos la temperatura del agua descendió. Siendo una suma de factores muy adversos para el Carcharodón. Si bien los otros depredadores eran menos potentes que él, esta nueva realidad les era más favorable a ellos para la supervivencia.
Por último como ya comentamos en el blog. ¿Existe la posibilidad de que en las profundidades de los océanos pueda todavía sobrevivir el Megalodón? Si consideramos el gran desconocimiento que existe sobre la fauna marina en las aguas más profundas…. pero lo cierto es que no se tiene conocimiento de su presencia.
Existe una gran unanimidad entre las eminencias en la materia de que la era del Carcharodon Megalodón el tiburón gigante ya pasó. El mayor depredador de todos los tiempos, el Megalodon ya es pasado, pero eso si también es leyenda.
Gracias por estar ahí. ¡¡ No os perdáis los próximos artículos !! Seguimooos…
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By Ch.Sr.